Cuando los sueños se convierten en pesadillas
¿Deberíamos dejar de soñar?
Esta pregunta es la coletilla final que el editor o el cargo de la editorial
que corresponda ha dejado al final del último libro tomado prestado de mi biblioteca.
Generalmente unas cuantas líneas son lo único que necesito
para llevarme algún tomo a casa, sí me cautiva con unas pocas palabras....
Imagino que el contenido me tendrá prendida por lo menos unas interesantes jornadas,
en algunas ocasiones acabo enganchada a trilogías que resultan muy y muy cursis...
Pero me hacen reír o llorar, sí soy de lagrima fácil.
Dejar mi cerebro vagar por incontables mundos, algunos de ellos rozando lo friki,
me hace feliz.
Puede resultar extraño pero cuan más irreal es la lectura
más humano parece el trasfondo de esta clase de obras.
Todas ellas giran en los temas tan comunes
como el amor, el odio o la búsqueda de la felicidad.
Resulta irónico cómo el hombre plasma en ellos errores tan humanos...
Buscar la paz siempre a través de la guerra o el huir incesante
de lo que somos para caer aún más en ello.
Me pregunto si...
Debería seguir leyendo o escribiendo tan fútiles palabras,
o si debería buscar palabras más decorosas, correctas y sobrias.
Algunas que me liberaran de la embriaguez a la que se somete mi psique...
mm...
No.
Dejaré mis ideas volar
y envolveré el mundo
de cuentas blancas
de guías y luceros
para pequeños y viejos
de cuentas blancas
de incontables nombres
para soñadores y sabios
de cuentas blancas
de lo efímero y eterno
extendidas más allá del universo.
